El misterioso mapa de Piri Reis.

El 9 de octubre de 1929, el teólogo Gustav Adolf Deissman hizo un hallazgo inesperado mientras examinaba la biblioteca del Palacio de Topkapi en Estambul, que le había sido encargada por el gobierno turco para organizar. Durante su exploración, encontró dos fragmentos de un mapa del siglo XVI dibujados en piel de gacela que exhibían una curiosa particularidad: aparecían grandes extensiones de costa al oeste de la península ibérica y África, que parecían ser América y la Antártida, zonas que aún no eran conocidas en Europa en ese momento. Este descubrimiento fue totalmente fortuito.
El creador del mapa era un marinero y cartógrafo otomano llamado Ahmed Muhiddin Piri, también conocido como Piri Reis, quien vivió entre los años 1465 y 1553. Él mismo explicó que confeccionó el mapa a partir de otro que obtuvo de un prisionero español que navegó con Cristóbal Colón, y lo complementó con información de antiguos navegantes. Piri Reis comenzó a dibujarlo en el año 1511, lo finalizó en 1513 y en 1517 lo presentó al sultán Solimán el Magnífico, quien lo ascendió al rango de almirante en agradecimiento. En 1521, Piri Reis publicó un atlas detallado del Mar Mediterráneo que incluía una narración de las expediciones de "un astrónomo llamado Kolón, que partió en busca de Antillia, una isla legendaria ubicada en una zona desconocida del Atlántico, y la encontró".
Un mapa improbable.
Si consideramos que el mapa de Piri Reis muestra la costa de América y Antártida, resulta imposible. En la época en que fue hecho, los europeos habían explorado sólo una pequeña parte del Nuevo Mundo y la Antártida era desconocida, aunque se creía que existía un continente austral. El primer fragmento del mapa parece representar una gran parte de la costa este de Sudamérica, una isla que supuestamente sería La Española y parte de la costa antártica; el segundo fragmento es aún más difícil de entender ya que muestra parte de Norteamérica.
La geografía no es la única curiosidad del mapa, ya que presenta ilustraciones de animales que claramente no podrían habitar en la Antártida, como un animal que se asemeja a un alce. Según las predicciones climáticas, hace más de 100.000 años fue la última vez que el continente experimentó una temperatura ligeramente más cálida que la actual. A partir de estas observaciones, y de las referencias de Piri Reis a los "antiguos reyes del mar", se originó una discusión en su momento sobre si existía un conocimiento geográfico perdido que el cartógrafo otomano o sus fuentes habían recuperado.
¿Qué elementos se representan en el mapa de Piri Reis?
La conclusión a la que se arribó es muy simple: el mapa de Piri Reis no representa con exactitud las costas de América y la Antártida, sino que se basa vagamente en las percepciones de lo que había más allá del océano en ese momento. Lo que se sabía era que había una tierra llamada Cipango, que sería Japón, y más allá se encontraba la costa oriental de Asia, cuya forma y extensión no se conocían con precisión.
Aunque el mapa de Piri Reis no mostraba con precisión las costas de América y la Antártida, se creó en base a las especulaciones que existían en ese momento acerca de lo que podría haber más allá del océano.
El mapa de Piri Reis presenta una notable diferencia entre la exactitud de la costa española, portuguesa y africana en el extremo derecho, y la gran imprecisión de las supuestas costas de Sudamérica y la Antártida. Un ejemplo evidente es que ambos continentes están unidos cuando en realidad los separa el Pasaje de Drake de casi mil kilómetros de agua. Además, en la supuesta Sudamérica hay dibujos de animales fantásticos, reptiles antropomorfos y hombres sin cabeza con el rostro en el torso que se asemejan a los blemios de la mitología romana.
Todo esto sugiere que las costas que aparecen en la parte izquierda del dibujo son tierras desconocidas que se sabía que existían pero que aún no se habían explorado. Normalmente, en los mapas se representaban estas áreas con criaturas imaginarias o la frase "hic sunt dracones", que significa "aquí hay dragones", como una forma de señalar los posibles peligros que los exploradores podrían enfrentar.
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